Con una corta pero contundente trayectoria en el desarrollo de tecnología médica aplicada a la detección temprana del cáncer de mama, Julián Ríos ha obtenido el primer lugar en los premios Everis México y Global Student Entrepreneur Awards (GSEA), en Alemania. Con fondos derivados de los galardones de aproximadamente 1.5 millones de pesos, desarrolla EVA un sostén con 200 biosensores que ayudan a detectar el cáncer de mama mediante la temperatura de los senos. Aquí lo que nos contó al respecto durante Campus Party #CPMX8.
Mi mundo cambió por completo cuando el cáncer se presentó en mi familia. Fue mi madre quien lo padeció en un seno. La tristeza e impotencia se apoderaron de mí, pero fue más fuerte el deseo de encontrar una nueva solución para detectar este problema de manera más rápida y exacta.
Tras varios problemas que se presentaron como la falta de recursos, decenas de diseños fallidos y la desconfianza de inversores, logré desarrollar junto con un grupo de chicos talentosos en tecnología un parche con biosensores llamado EVA.
Actualmente EVA es desarrollado por Higia, empresa fundada por mis compañeros y yo. El parche funciona así: a través de biosensores puestos en un sostén, se toma información como temperatura, textura y color del seno. Al obtenerlo, analiza y compara los datos obtenidos para dar una evaluación enviada a un software.
Los resultados de EVA son más confiables que los de una mastografía. De hecho, desarrollamos el dispositivo para ofrecer un sistema de detección más seguro pues el tacto primario, el ultrasonido y la mamografía son falibles.
Higia está conformado por José Antonio Flores, Ángel Lavariega, Fernando López, el ingeniero Víctor Melgarejo y su servidor. Con el tiempo, otros chicos se han integrado y eso fortaleció a la compañía, 100% mexicana que ya destaca a nivel mundial. El más reciente reconocimiento obtenido fue el Global Student Entrepreneur Awards.
La historia de nuestro emprendimiento con Higia es el tradicional tránsito hacia un objetivo, plagado de obstáculos y deseos de rendirnos. Estuvimos a punto de vender el proyecto por menos de 20 mil pesos, pero la venta se perdió. Lo relevante es que emprendimos con ciencia y con nuestras habilidades en tecnología.
Nuestros planes a futuro son continuar con la mejora de EVA y realizar otros dispositivos para la prevención de diabetes o cáncer de próstata. Al final, mis compañeros y yo no veíamos como finalidad el ganar dinero, sino ser «científicos», tener nuevos conocimientos y que nuestro talento beneficiara a la sociedad.
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Para emprender en México, hay que pensar en nuevos mercados en el que puedes innovar. Y el área de salud es una gran oportunidad para hacerlo y ayudar a otros.