A unas horas del proceso electoral más grande de la historia de México, el peso mexicano ingresa en una nueva fase de mayor volatilidad tras la victoria (con un holgado margen) de Andrés Manuel López Obrador y la mayoría de asientos en el Congreso para su partido. Esta incertidumbre corresponde al temor por parte de los inversionistas del enfoque menos amistoso con el mercado por parte del gobierno ganador de las elecciones, con todo y su mensaje de reconciliación que ofreció en su primera aparición pública luego de que se anunciara su triunfo.
La parte del discurso mencionado refiere un tono conciliador al asegurar que mantendrá la disciplina financiera y fiscal, así como la independencia del Banco de México (central). Sin embargo, advirtió que revisaría los contratos petroleros adjudicados a compañías petroleras tras la reforma energética para asegurar que no hubo corrupción.
Según información publicada por Reuters, la moneda cotizaba en 20.06 por dólar, con una pérdida de 0.73 por ciento, ó 12.75 centavos, frente a los 19.9150 del precio de referencia del viernes.
Durante la noche del domingo el peso inicialmente se apreció más de un 1.3 por ciento, a 19.6430 por dólar, tras conocerse encuestas a boca de urna que dieron la victoria a López Obrador en los comicios, como habían anticipado los inversionistas, además de que sus tres rivales aceptaron rápidamente la derrota.
Sin embargo, la moneda borró sus ganancias para depreciarse hasta las 20.1275 unidades, después de que un conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE) mostró que el izquierdista de 64 años se impuso sobre su más cercano rival por casi 30 puntos porcentuales.
Como parte su discurso, López Obrador dijo que se garantizará que no haya crisis de ningún tipo durante la transición de gobiernos, y añadió: «Vamos a cumplir con los compromisos, no les voy a fallar».
Al respecto, la consultora Eurasia señaló para Reuters: «México fue gobernado por una elite tecnócrata de centroderecha desde 1982. Esa era terminó. Los inversores deben prepararse para lidiar con un país donde las decisiones estarán más politizadas, y las soluciones de mercado serán menos atractivas para la nueva administración».
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(…) nuestro gobierno respetará la autonomía del Banco de México, además de que nunca actuaremos de manera arbitral, ni realizaremos por ningún motivo expropiaciones a las empresas, siempre nos conduciremos por la vía legal.